El 2020 fue un año que deja aprendizajes debido a una de las crisis mundiales más severas de los tiempos modernos debido al COVID-19. Mucha gente fue afectada duramente por esta crisis, algunos se podrán recuperar rápido, pero otros no podrán recobrarse de los daños de esta crisis financiera. Esta pandemia no ha afectado a todos por igual, ni proporcionalmente.
Estar encerrados en casa cambio el mundo digital, obligando a pymes y grandes corporativos a operar de manera remota. El home office fue un recurso que tuvo que ser aceptado por empresas y trabajadores llegando casi hasta el 35% de los trabajadores de nuestro país. Combinar trabajo en oficina y home office demostró que también es una forma productiva de trabajar.
Las reuniones en Zoom, Google Meet o videollamadas se hicieron algo de lo más común permitiendo hacer reuniones de trabajos, cursos, capacitaciones y permitiendo a los empleados tener un contacto más real a pesar del distanciamiento causado por la pandemia. Esta tecnología fue realmente útil en estos tiempos.
Muchas empresas supieron aprovechar estos tiempos para innovar y moverse a las ventas en línea. El ecommerce en nuestro país tuvo un crecimiento del 60% siendo uno de los sectores de mayor crecimiento y dinamismo durante el 2020 según datos de IDC (International data Corp)
Pero no todo son buenas noticias, en nuestro país las personas de menores recursos fueron las que resintieron los mayores efectos de la pandemia, a causa de la falta de acceso a médicos y medicinas y la capacidad del sistema de salud pública. La pandemia ha desatado una crisis mundial sin precedentes, una crisis sanitaria mundial que, además de generar un enorme costo humano, está llevando a la recesión mundial más profunda desde la Segunda Guerra Mundial. La verdadera magnitud de la pandemia solo se conocerá en los próximos años.