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CELEBREMOS EL CINE NACIONAL

La relevancia del cine mexicano como expresión artística en la imagen de México y como parte esencial de la identidad nacional.

México es uno de los 20 países con mayor producción de películas en el mundo; además, el cine forma parte importante de la economía mexicana, pues representa 15% del producto interno bruto (PIB) de la cultura, según un comunicado del Instituto Nacional de Cinematografía (IMCINE).

Reconociendo el aporte cultural e ideológico de la producción cinematográfica nacional, así como promover estímulos para la industria; representa un reconocimiento a la relevancia del cine mexicano como expresión artística en la imagen de México y como parte esencial de la identidad nacional.

Desde el 2 017 se ha establecido el 15 de agosto de cada ano como Día Nacional del Cine Mexicano. Aunque la celebración es nueva, vale la pena conocer la historia de este día que busca rendir homenaje a las mujeres y los hombres que contaron historias en celuloide para millones de espectadores mexicanos.

El cine mexicano ha pasado por varias etapas, sin embargo, las películas permanecen es por eso que te dejamos una lista con aquellas películas que han resistido el paso del tiempo o, mejor dicho, que ha sido el tiempo el que justamente las ha nutrido convirtiéndolas en clásicos de nuestra cinematografía ya sea por sus valores de producción, sus actuaciones, su certera reflexión social o por ser un parte aguas para el avance del cine mismo.

1. Los Olvidados. Una historia de Luis Buñuel, acerca de la pobreza y el crimen juvenil en los suburbios de la Ciudad de México.

2. Macario. La primera película mexicana en ser nominada al Óscar a la Mejor Película Extranjera, el filme de Roberto Gavaldón que adapta la novela homónima de B. Traven, es una fábula que ocurre en la celebración del Día de Muertos.

3. Amores perros. Estrenada en el Festival de Cannes en el año 2000, la película de Alejandro González Iñárritu marcó todo un hito para la cinematografía nacional al ser la que ponía nuevamente al país en el panorama internacional al no inscribirse en la corriente denominada “Nuevo Cine Mexicano” debido a que proponía un nuevo abordaje formal y narrativo.

4. Hasta el Viento Tiene Miedo. Carlos Enrique Taboada fue, al igual que Juan López Moctezuma, un cineasta que solamente el paso del tiempo reivindicó como autor fundamental de la cinematografía nacional, aunque también es el anverso en cuanto al cine de terror hecho por Moctezuma. Enfocado en el cine gótico de herencia inglesa, Taboada construyó una filmografía realizando escalofriantes filmes de sucesos sobrenaturales.

5. Como agua para chocolate. El suceso del cine mexicano de finales del siglo pasado, Como Agua para Chocolate es un clásico por varios motivos, el primero de ellos por ser una producción de época que puso énfasis en los detalles y en un ensamble actoral internacional.

6. Enamorada. El cuento de amor mexicano por excelencia, la doña y el macho, la malagueña y el revolucionario, la soldadera y su general; Fernández se deshace de su pesada cruz de muerte y angustia y cae bajo el hechizo de la mirada de la gran diva María Félix y el de su talento histriónico adelantado a su tiempo: recio, natural, espontaneo y romántico.

7. Ahí está el detalle. El clímax del Cantinflismo, monumento a un único e inigualable estilo humorístico basado en la espontaneidad y la agilidad oral, alabada de manera internacional e incluso aceptada por la Real Academia de la Lengua. Fue tanta su influencia y poder que el personaje “Cantinflas” trascendería fronteras posicionándose como el icono de la comedia a un nivel continental.

8. La Ley de Herodes. A pesar de su reciclaje narrativo en sus progresivas “secuelas”, esta “Ley” quedó plasmada como un divertido, brutal y realista estudio hacia el protocolo gubernamental del llamado “dinosaurio mexicano”, el partido político que ha gobernado con una “dictadura perfecta” el “infierno” del sistema ministerial nacional.

9. Cronos. Por algún momento el cine mexicano vio en un regordete y talentoso cineasta tapatío, revivir las viejas glorias de la fantasía mexicana, pero ahora con la calidad y complejidad narrativa suficientes para hacerse premios de Cannes y Sitges.

10. Nosotros, los pobres. La fábula de la desgracia, Ismael Rodríguez construye un homenaje hacia el pobre, hacia al arrabal, hacia la vecindad. No cabe duda de la influencia melodramática hacia las consecuentes telenovelas, formato que desbarataría la complejidad de una obra que íntima con la desdicha de manera alucinante, casi extravagante, casi irreal.

El sufrimiento parece ser el inagotable hilo conductor con el que se tejen las historias del buen cine mexicano. Esta estrecha comunión forjó nuestra esencia cinematográfica y realista ficción. Hubo una época en el que brilló, hubo otras en el que ese destello volvió a surgir, donde Ripstein, Fons, Retes, Iñárritu, Del Toro, Cuarón y Arau, entre otros, comprendieron el tesoro arraigado que Fernández, Rodríguez, Gavaldón, Buñuel, de Fuentes, Galindo (por solo mencionar a algunos) dieron y heredaron al mundo. Donde Del Río, Félix, Jurado, Moreno, Valdez, Armendáriz, Pinal, Infante, Negrete, López Tarso y muchos más figuraron como ese retrato de nuestra cultura e idiosincrasia llena de glorias y tragedias, de romance y de corazones rotos.

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