A partir de la década de 1970 los mercados de trabajo en México se caracterizan por una creciente participación de las mujeres. Esta se ha incrementado notablemente pasando del 20% en 1970 al 36.5% en el año 2005, y llegando hasta el 40% en las zonas urbanas.
Las transformaciones en las características de la población ocupada del país se han visto acompañados por cambios en los valores relacionados con las familias, el trabajo y las mujeres. Un creciente número de mexicanos considera que la realización de éstas últimas no depende únicamente de la maternidad sino que también tiene que ver con sus actividades y expectativas laborales, profesionales y sociales y con el desempeño en una multiplicidad de roles. Mientras en la sociedad mexicana de 1981, la creencia de que una mujer sólo podía realizarse a través de la maternidad era mayoritaria (en el 54% de los casos), en la actualidad el porcentaje que tiene esta opinión ha descendido al 36%.
La presencia de las mujeres en el ámbito laboral es especialmente relevante en el comercio y los servicios, donde su participación alcanza el 45.9% y el 44.7% respectivamente. Como contraste, la inserción de las mujeres todavía es sumamente reducida en sectores considerados tradicionalmente masculinos como el de la construcción (5.6%).
Por otro lado, en la medida de que en la actualidad únicamente el 16% de los cargos ejecutivos más altos están ocupados por mujeres, y tan sólo hay once mujeres como CEO’S entre la quinientas compañías más grandes de Fortune, se puede afirmar que el gran número de respuestas que afirma que las mujeres son igualmente capaces que los hombres, no se refleja en las posibilidades reales de acceso de las primeras a los cargos ejecutivos más altos.
Esperamos que la brecha se vaya cerrando más rápido gracias a la introducción de nuevas tecnologías que permiten ecualizar las oportunidades laborales, gracias al trabajo remoto y una nueva perspectiva sobre la operación y resultados.