El compromiso es una decisión personal de cada empleado. Va más allá de cumplir una obligación laboral, ya que un empleado puede hacer muy bien su trabajo sin estar comprometido con la empresa. El compromiso nace del interior y aporta ese extra que conduce a la excelencia de la empresa.
Un empleado que se compromete consigue sus metas, y aquello que tiene significado para él. Las personas comprometidas son generosas, trabajan en equipo, ayudan a los demás y contribuyen a crear un clima positivo, además de promover el compromiso con sus compañeros.
El compromiso laboral es un comportamiento cíclico ya que depende de los momentos de la vida laboral, así como de la trayectoria de cada persona en la empresa. Al comienzo los niveles de compromiso suelen ser mayores y van decayendo con el tiempo (zona de confort). Es por eso que la empresa debe medir todo el tiempo el compromiso de sus empleados antes de que sea demasiado tarde.
Es en los niveles intermedios donde se sitúa una gran masa a la que es fácil mover. Muchos empleados nunca se han planteado si están motivados o involucrados. Por eso no hace falta mucho por parte de la empresa para moverles hacia un escalón de mayor compromiso.
No puedes obligar a tus empleados a sentirse comprometidos ni a permanecer en tu empresa contra su voluntad, pero sí puedes facilitar el entorno apropiado para que el compromiso se produzca y se cree un sentimiento a largo plazo.
Una buena comunicación es muy importante para mantener comprometidos a los empleados. Todos podemos hacer pequeñas cosas en nuestro ámbito para mejorar en nosotros mismos como en nuestros compañeros de trabajo con buena comunicación.
Las empresas deben de poner en práctica herramientas que determinen el nivel de compromiso, ya que esto les permitirá retener el talento humano y detectar si los empleados se están moviendo en la dirección que necesitas.